El comienzo de nuestra historia fue cuando estaba sentada enfrente de la puerta de mi instituto hablando con una amiga cuando le vi a él junto a sus amigos y no pude evitar fijarme en su sonrisa. No le conocía de nada y aunque seguía viéndole pasear por los pasillos del edificio no me atrevía siquiera a mirarle.
Una tarde mirando las fotos de un amigo en una red social vi que el chico al que llevaba mirando bastante tiempo salia en ella y no pude evitar mandarle una petición de amistad.
Él con una enorme simpatía me contesto, empezamos a hablar y pasados unos días después de muchos mensajes terminamos quedando para conocernos mejor.
Me preparé y salí de casa con la mayor de mis sonrisas, me senté en el lugar donde quedamos y esperé a que viniera.
Estuve esperando 5 minutos y en el último momento, cuando me disponía a volver a casa apareció él con una enorme sonrisa.
Estaba tan nerviosa que no le dije una palabra y me dejé llevar. Me llevó a un banco, comenzó a hacerme preguntas y al acabar me quedé callada mirándole a lo que el me respondió con un beso. Estuvimos juntos toda la tarde hasta que acabamos yéndonos cada uno a su casa. Continuamos hablando y quedando durante 3 meses en los que no parábamos de jugar y reír como niños. Mis amigas no aceptaban que pasase tanto tiempo a su lado, todo aquel trimestre que pasé a su lado en vez de estudiar me acabó afectando de forma tan negativa que al llegar el final del trimestre mi tutor me llamó urgentemente y me sacó de la clase para reunirse conmigo y hablar sobre lo sucedido.
- ¿Qué te ha pasado Ángela? tu has sido una de mis mejores alumnas pero este último trimestre has bajado muchísimo tus notas. ¿Tienes algún problema con las clases? - me dijo mi tutor preocupado.
No tengo ningún problema con las clases Áitor, simplemente que me he distraído mucho por las tardes y he perdido muchísimas horas de estudio que debería haber aprovechado pero prometo que no volverá a suceder, al año que viene las aprovecharé al máximo - contesté yo. Aitor, acabó por creerme y me dejó seguir con mis clases.
A mi dejaron de importarme las clases, todo lo que le había dicho a mi tutor lo dije para que me dejara seguir con la clase y no continuara regañandome. Al llegar a casa me enteré de que mi tutor había llamado a mi madre y le había preguntado el motivo de mis distracciones y ella le contó que el motivo de aquello era que pasaba todas las tardes junto a mi novio Roberto. Sabía que si se enteraba mi padre me castigaría de por vida así que le pedí a mi madre que no se lo contara con la condición de que yo mejoraría mis notas y aunque mi madre acabó aceptando me dijo que si suspendía un solo examen más se lo contaría a mi padre. Continué la última semana que me quedaba de instituto y el último día fui a clase con mucho miedo por el resultado de las notas, abrí el sobre y me encontré con todas las asignaturas suspensas. No me sorprendí para nada porque de lo que en realidad estaba preocupada era de la reacción de mis padres al verlas.
Al salir del instituto me encontré a mi padre esperándome con el coche para llevarme a casa y al subir al coche me preguntó por mis notas. Yo no sabía que contestarle así que decidí entregárselas para que lo comprobara el mismo. Cogió el sobre y al leerlas no dijo nada, solo se podía observar una cara de enfado y después de pasarse todo el viaje callado solo me contestó una cosa, cuando lleguemos a casa prepararás tu maleta, vas a ir a un internado tu madre ya me ha contado lo de tu novio así que prepárate para dejarle porque no volverás a verle. No podía ser, ¿como era capaz mi padre de matricularme en un internado? no podía separarme de la única cosa que me hacia sentir especial, el no tenía ni idea de cómo era mi novio y de las sensaciones que tengo cuando estoy con él. Cogí mi móvil y le mandé un mensaje a Roberto contándole lo sucedido. Roberto ya tiene 18 años y estaba claro que no quería perderme bajo ningún concepto así que me preguntó si quería irme a vivir con él, si nosotros queríamos mis padres no podían separarnos ya que teníamos el apoyo de los padres de Roberto y nos iban a ayudar con lo que fuese. Era evidente que yo no quería ir al internado y mucho menos separarme de él así que acepté y al llegar a casa hice la maleta como me dijo mi padre pero en vez de esperarle para que me llevase al internado salí por la puerta sin que se diese cuenta y me dirigí a casa de Roberto. Teníamos todo pensado y estábamos preparándonos para instalarnos en un apartamento nuevo. Cuando mis padres se enteraron de la noticia decidieron venir a buscarme y cuando yo me negué fueron a comisaría para venir acompañados de la policía y sacarme a la fuerza pero por suerte mi hermana mayor, Mónica , me avisó de lo sucedido y al enterarse Roberto consideró que era mejor irnos de allí y huir con su coche a casa de sus abuelos. Al subirnos al coche mis padres nos vieron de manera que tuvimos que acelerar y salir de allí cuanto antes, por desgracia mis padres nos iban alcanzando subidos a un coche de policía. Roberto no hacía más que acelerar el coche y yo estaba asustada por la situación todo estaba sucediendo muy rápido. En un momento de nervios a Roberto se le escapó el volante e íbamos a tanta velocidad que el coche volcó y se chocó contra un árbol cercano a la carretera. Por suerte yo solo tengo una fractura en el brazo izquierdo pero Roberto... Roberto no volvió a despertar de aquel asqueroso accidente, lleva 15 años en un coma profundo que me consume de tristeza. Llevo 15 años contándole todas nuestros recuerdos, aquellas veces que íbamos al parque, cuando pasábamos tardes enteras devorándonos con miradas y todas las veces que me hacía sentir la persona más feliz del mundo. Mucha gente dice que su vida es un asco, que quieren un móvil nuevo, ropa nueva o un ordenador mientras que yo solo necesito una cosa para volver a sentirme viva. Necesito a Roberto y el cariño que me daba.
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